Seguir las reglas del juego

Siempre había hecho todo como mandan los cánones para llegar a ser lo que todos esperaban de ella. 

Ese día se había levantado temprano y había ido al trabajo como cada mañana. No habían pasado ni 20 minutos y ya estaba de vuelta. La acababan de despedir del trabajo y se encontró perdida. Volvía a casa sin dejar de pensarlo sabiendo que cuando llegará no tendría a quién contárselo. De repente a lo lejos vio algo extraño, no se lo podía creer, así que agudizó un poco más la vista y no se lo pensó ¿le podía pasar algo más? así que paró en el Paseo de Extremadura a dos autostopistas vestidos de tiroleses que según el cartel se dirigían a Portugal.

Hacia mucho que no iba a Portugal, y al fin y al cabo nadie le iba a echar de menos. No entendía muy bien a sus nuevos acompañantes pero le dio igual, de hecho a veces le había resultado más difícil entender a personas que supuestamente hablaban el mismo idioma que ella.


Así que en ese mismo momento cambiaron las reglas de juego, ahora iba a dedicarse a hacer realidad sus sueños y no a vivir tras ellos.


Como si un faro iluminara su camino, lo vio claro, dejo a los tiroleses en Lisboa y se fue a "donde la tierra acaba y comienza el mar" (Camoes).

Cabo da Roca (Sintra)